Torneo un poco menos atípico. Permitieron un poco de fans y periodistas. Era necesario. Hacia falta escuchar los aplausos, gritos, y abucheos de los fanáticos en tiempo real; no el montaje de la TV. Definitivamente, fue mucho más emocionante. Este Roland-Garros nos regaló partidos épicos y maratónicos que quedarán en la memoria de muchos, así sea por un tiempo. Nosotros, los fans, necesitábamos volver a vivir este tipo de partidos, este tipo de emociones, que tanto nos han hecho falta este año.
Fue un Roland-Garros único sin lugar a dudas. Partidos pasada la madrugada parisina a menos de 10 grados centígrados. Nunca antes vivido. El techo y las luces, más la pandemia, rompieron todos los esquemas de este histórico y tradicional Grand Slam, que cada vez pierde un poco su tradición. También vimos una cancha mas lenta, que incitó a los jugadores a ser más creativos a la hora de ganar cada punto. Vimos menos winners de golpes de fondo y más pelotas cortas, anguladas, drop-shots, y globos que hacían los puntos mas largos y entretenidos. En este aspecto, sí se sintió un poco más la tradición.
En cuanto al tenis, vivimos unos partidos muy emocionantes. Presenciamos unas sorpresas muy gratificantes, aunque los cabezas de serie no decepcionaron y la final fue la esperada. Pero antes de hablar de ella, hay que mencionar el excelente torneo de "El Peque" Diego Schwartzman. El argentino se llevó todos los focos sin ninguna duda. Ganó el mejor partido del torneo e hizo historia al alcanzar las semis y convertirse en el top 10 de menos estatura. Nadie daba nada por él. Dicen que es muy pequeño para este deporte de gigantes. Pero nos demostró, y nos lleva demostrando, que estan equivocados. Me declaro, aunque ya lo era, fan del peque
Ahora si entrando en materia, hablemos de la final. Fue la final más esperada en mucho tiempo y uno de los partidos más importantes de la historia de este deporte, pues cada quien luchando por agrandar su leyenda. Se le agregaba el morbo de la descalificación de Novak en Nueva York y, que si alguien le podía ganar a Rafa en Paris, es él. Se esperaba un partido épico, de aquellos que marcan la historia. Sin embargo, la realidad fue otra. Rafa, una vez más, demostró que es practicamente imposible que le ganen a 3 sets en polvo de ladrillo. Salió como una fiera enrabietada a matar a su oponente. Logró meterse en la cabeza de Novak muy temprano, destruyéndolo mentalmente. Le propinó una "bagel," "rosca," o "arepa," como decimos nosotros, al mejor jugador del mundo. El resto del partido fue trámite e historia. Si bien es verdad que el serbio no tuvo su mejor juego, quien además ha sido capaz de derrotar al español en cualquier superficie y circunstancia, lo de Rafa es absurdo. Ganó su decimotercer Abierto de Francia sin ceder un solo set y jugando solo dos tiebreaks. A sus 34 años se le ve mejor que nunca, con las ganas y la ilusión intacta, aunque sí con menos pelo. Le dió una estocada a Nole, que le dolerá bastante, y empató a Roger en titulos de Grand Slam. El debate del mas grande esta más abierto que nunca. Y se resumirá en Australia el proximo enero, dónde esperamos ver a los 3 y estadios repletos.
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